Michael Kiesling y Wolfgang Kramer son los diseñadores de este juego en el que familias nobles construyen edificios en la zona italiana de Carrara.
El juego tiene un tablero principal con un curioso rondel donde iremos depositando recursos (cubos de colores) que robaremos pagando su coste para poder construir edificios. El movimiento de este rondel y el coste de los diferentes recursos es una de las mecánicas principales.
Con estos recursos pasaremos a nuestro tablero individual para ir consiguiendo construir edificios que una vez marcados con uno de nuestros peones, nos darán puntos de victoria o dinero. Se trata de una carrera ya que hay opciones que solamente pueden ser puntuadas por un jugador, en concreto, las seis regiones que tienen su apartado en el tablero central. Livorno, Pisa, Lucca, Viareggio, Masa y Lèrici, no pueden dejarse de lado, y hay que intentar ser el primero para llevarnos sus puntos.
El resto de puntuaciones deben optimizarse de la mejor manera posible y, para ello, tendremos ocultos detrás de una pantalla, nuestros recursos, monedas y edificios conseguidos, ya que la carrera por los objetivos es el punto fundamental del diseño. Y digo carrera porque el final de la partida puede ser desencadenado por el jugador que anuncie que ha completado tres objetivos. Por lo tanto, hay interacción al tener que estar pendiente de lo que hacen el resto de nuestros rivales y eso le aleja de ser un juego multisolitario.
El diseño está bien, los componentes son llamativos, el tablero colorista y se juega con interés; pero le falta algo para conseguir destacar. Tal vez el juego acabe siendo muy abstracto porque da igual que construyamos edificios diferentes (losetas de catedrales, puertas, bibliotecas, palacios, castillos o villas) y también da lo mismo que podamos hacernos con diferentes objetos (meeples de cáliz, arco, libro, corona, estandarte y escudo), o que para realizar las construcciones el pago sea con diferentes recursos (mármoles de color blanco, amarillo, rojo, verde, azul y negro); al final todo se reduce a varios conceptos abstractos a los que tendremos que dar buena gestión para hacernos con la victoria.
La abstracción del tema hay que asumirla y así se disfrutará más el diseño de esta pareja de autores que ya tienen un puñado de buenos juegos en el mercado. En esta ocasión me ha parecido inferior a otros que conozco de ellos pero, en general, es un juego aceptable que con más partidas, olvidando el tema y jugando a puntuar en la carrera contra el resto de rivales, puede dar bastantes sesiones de juego más que entretenidas. Por cierto, no ha sido editado en nuestro idioma.
