Vamos a gestionar la producción de chocolate en nuestra fábrica. Contrataremos empleados, iremos añadiendo diferentes máquinas y así serviremos los pedidos de las tiendas locales y de los grandes almacenes.
Versión deluxe editada en español por Maldito Games de un juego que se comercializó en el 2019 pero que hasta ahora no había salido traducido por aquí. Lo cierto es que si que merece el calificativo "deluxe" porque sus componentes están muy cuidados. Buenos tableros individuales, cartas de empleados bonitas y, sobre todo, los recursos merecen la pena por sus detallismo y personalización.
La cosa va de ir añadiendo máquinas a la fábrica con las que podremos realizar diferentes acciones para la producción chocolatera. Cada turno introduciremos los granos de cacao en la cinta transportadora y a lo largo de su camino, se pueden convertir en chocolate puro y después pasar a diversos chocolates refinados: barras, bombones y cajas. Para que las máquinas funcionen hay que utilizar carbón, un recurso que nos va a escasear durante la partida, pero del que recibiremos diversas cantidades en cada uno de las rondas que abarcan seis días de la semana. Tanto las máquinas como los empleados que vamos incorporando se obtienen de un draft común que iremos seleccionando por orden de turno. Una vez producidos los chocolates y transportados a nuestro almacén, podremos servir los pedidos de las tiendas locales y de los cinco grandes almacenes.
El juego va subiendo en dificultad según avanza la partida por lo que cada vez se nos hará más difícil la toma de decisiones: colocar las máquinas en la fábrica, decidir que máquinas utilizar, economizar el gasto del necesario carbón, producir diversos tipos de chocolates o decidir qué pedidos cumplimentamos, lo convierten en un juego exigente.
Lástima que esa "bola de nieve" que va aumentando según transcurren las rondas, se vea perjudicada por la característica de multisolitario en nuestras acciones de hacer funcionar las máquinas. Cada uno de los jugadores va a estar a lo suyo, pagando carbón, realizando acciones y haciendo avanzar los chocolates hasta su propio almacén con el motor creado en la fábrica. En esta parte, la más importante del diseño, no hay interacción con los rivales salvo mirar de reojo a qué está yendo cada uno y si cubre o no las puntuaciones de ganar por mayorías en las cartas de pedidos.
Por lo tanto, es un juego muy multisolitario en el que se interactúa solamente cuando se escogen las cartas de máquinas y empleados, al principio de la ronda, pero en el único sentido de "te has llevado lo que yo iba a coger". Esto junto con que el funcionamiento de la fábrica se va complicando y, hasta para los jugadores más resolutivos, su gestión puede generar AP, hace que mi valoración de Fábrica de chocolate, después de una única partida, no sea tan buena como pensaba en mis expectativas.
Creo que el juego como mejor funciona es a 2 jugadores porque a más puede alargarse mucho, por esa tendencia al AP y porque es algo aburrido, esperar a que nos toque nuestro turno mientras los rivales hacen funcionar los mecanismos productivos de su fábrica. Lástima porque el tema prometía y la calidad de los componentes merecían un juego distinto.
Pero la realidad es que este juego aún teniendo un aspecto amigable y, del que se podría esperar, unas mecánicas más accesibles, después de jugarlo, no podemos hablar de familiar ni de euro ligero. Su desarrollo según avanza la partida, le hacen entrar en un categoría de juegos más para jugones, o para expertos como se denominan en este blog. Para mí, es un juego con el que no empatizo y al que esa falta de interacción veo como su peor lastre. Merece un suspenso salvo que nuevas partidas me hicieran cambiar de opinión aunque ese cambio no lo veo muy pausible.